
Hay veces que alguien te atraviesa el corazón con una sola mirada. Y, cada mirada de después, sigue despertando en ti esa extraña sensación. A veces piensas que, con aquella mirada, algo más que vuestros ojos se juntaron. Llegas a creer que todo ocurrió por una razón, que aquel momento gritaba todo lo que vosotros no sois capaces de decir. Pero, cuando vuelves a mirar y notas que su mirada está ausente, que no es a ti a quién busca, pedazos de aquella vana esperanza desaparecen. Y piensas que quizás te equivocarte al creer algo solo por su apariencia, que te adelantaste a unos hechos que tal vez ni son reales, que sueñas con cosas que no podrían llegar a ser posibles. Y duele, te atraviesa el corazón. Quizás no igual que aquellas miradas, pero sí el rastro que se deja al no volver tenerlas.
¿El amor? El amor es cosa de dos. Y yo aún soy solo una.