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martes, 25 de enero de 2011

Sólo tres cosas que deberíais saber.

A lo largo de todo este tiempo me he dado cuenta de varias cosas.
La primera, que todos tenemos una especie de velo que nos cubre los ojos y nos impide ver toda aquella belleza aún sin descubrir, todas aquellas palabras colgando en el árbol y todas aquellas personas brillando por lo bueno que han hecho en su vida.
La segunda, que ese extraño velo se levanta en distintos momentos de la vida y, aunque sea por unos segundos, podemos admirar todo aquello que, a simple vista, nos perdemos todos los días. Podemos descubrir todas aquellas personas a las que tenemos fichadas por algo malo, por algo que, en realidad, ni han pensado hacer. Podemos conocerlas simplemente mirando a través de ese velo.
La tercera, y última, es simple. Sólo he podido darme cuenta una vez, con una sola persona. Ya que con aquella persona mi velo se apartó de mi campo de visión y pude verla tal y como es. Y lo vi en ese instante, y lo veo ahora. La tercera cosa significa que ese velo se nos levanta cada vez que nos enamoramos, ya que es entonces cuando podemos admirar cada una de las bellezas de la vida.

lunes, 24 de enero de 2011

Y le amas, y lo sabes.


Piensas, sonríes. Él.
Escuchas, recuerdas. Él.
Observas, admiras. Él.
Sueñas, imaginas. Él.
Despiertas, estudias, ríes, olvidas, echas de menos, brillas, emerges, te hundes, renaces, suspiras, deseas, amas, duermes, paseas. Y él ocupa cada una de tus acciones.
Aquel intruso al que tanto llamas por la noche, el que se cuela por tus venas sin avisarte, el que te hace sonreír en los malos momentos. Él.
Y le amas, y lo sabes. Y le sientes un poco más arriba del estómago cada vez que te abraza, cada vez que te besa, cada vez que te susurra lo importante que eres para él. Y tú tienes ganas de gritar, de explicarle cuanto le amas cada vez que estas a su lado, cada vez que le abrazas, pero no te atreves. No eres capaz de soltarlo todo, simplemente por que es demasiado.
Por que sería imposible explicarle que te recorre el cuerpo cada vez que le ves, cómo palpita tu corazón cada vez que le aprietas la mano, cómo de largos son tus suspiros cuando le echas de menos.
Y le amas, y lo sabes. Y él también.

sábado, 15 de enero de 2011

Una fecha señala el comienzo de una nueva manera de ver la vida.

Fechas. Hoy en día tan poco originales y representativas... Pero, ¿qué significan? ¿Por qué les tenemos tanto aprecio a algunas? Si simplemente son números, días ya pasados. Pero no... En el fondo sabemos que es mucho más que eso. Sí, puede ser que mucha gente las infravalore, las use cada dos por tres por cualquier tontería, pero nosotros seguiremos creyendo en las fechas como antes lo hacíamos... Aún así, ahí sigue la pregunta, ¿que significan las fechas? Todo este tiempo llevo aprendiendo más de 100 fechas de memoria, algunas me obliga la cabeza, otras se las aprende el corazón. Y, después de tantos números, he llegado a la conclusión de que no son más que recuerdos sólidos a los que agarrarnos, por que nunca nos podremos acordar bien de lo que pasó, solo la fecha es algo que podremos recordar con facilidad. Por que una fecha significa un sentimiento, una acción que cambió por completo nuestras vidas, que las transformó, para bien o para mal, en algo distinto. Una fecha es mucho más que un simple número, una fecha señala el comienzo de una nueva manera de ver la vida, o el final.

jueves, 6 de enero de 2011

Te quiero.

Te quiero, te quiero, te quiero. ¿Me has entendido? Está bien, te lo repetiré.
Te quiero, a ti y a cada una de las sonrisas que despiertan al estar a tu lado.
Te quiero, a ti y a cada una de esas miradas que me aluden, y a las muchas otras que me persiguen.
Te quiero, a ti y a cada conversación que mantenemos.
Te quiero, a ti y a cada canción que nos identifica.
Te quiero, a ti y a la espera para verte de nuevo.
Te quiero, a ti y a la alegría de saber que estás a mi lado.
Te quiero, a ti y al rubor que se colorea en mis mejillas cada vez que te oigo hablar.
Te quiero, a ti y a cada una de tus palabras.
Te quiero, a ti y a cada una de tus decisiones.
Te quiero, a ti y a tus ganas de ser feliz, de vivir.
Te quiero, a ti y a tus sueños.
Te quiero, a ti y a cada mensaje tuyo.
Te quiero, a ti y a cada una de las veces que te preocupas por mi.
Te quiero, a ti y a tu imperfección perfecta.
Te quiero, a ti y sólo a ti.
Y no me preguntes por qué lo hago, no me pidas que intente querer a alguien mejor, por que, simplemente, no hay nadie como tú.

lunes, 3 de enero de 2011

¿No lo escuchas?

¿No lo escuchas? ¿Estás seguro? Pues es el viento... ¿No escuchas como canta, suave, tu nombre, cómo lo repite dulcemente? Quizás sólo sea yo quién lo haga... ¿Y tampoco escuchas la lluvia? Aquella que cae expresamente para parar en ti, para tocarte, ¿no escuchas como dice "te quiero" en voz bajita? Quizás solo pueda notarla yo... ¿Y no escuchas los susurros de la Luna, aquella que te seduce escusando que eres perfecto ante sus ojos? Quizás sólo yo pueda darme cuenta...¿Y no escuchas aquello que va al ritmo de tu corazón? Son los árboles, sólo se mueven cuando tú lo haces, sólo escuchan cuando tú hablas...
¿Estás seguro que no puedes percibir todo eso? Igual es que no me he expresado con claridad...
El viento, aquellos suspiros que nacen en mi boca; la lluvia, aquellas lágrimas que llacen en mis ojos; la luna, aquel brillo que ilumina mis pupilas; los árboles, aquellos que se mueven con mi corazón... ¿Lo entiendes todo ahora?

sábado, 1 de enero de 2011

Por cada risa & cada silencio..

¿Qué es aquello? Pues, simplemente, es un pequeño brillo en los ojos, una nueva esperanza. Sientes que tu corazón vuelve a latir, que tus sonrisas vuelven, cargadas de felicidad, que aquellas sensaciones que creías perdidas vuelven a aflorar con más fuerza que nunca. ¿Por qué? Porque lo sientes, y por que sabes que esta vez no vas a llorar. Porque es un deseo, un sueño, que cada vez está mas cerca de tu alcance. Porque lo sabes, sabes perfectamente que estáis hechos el uno para el otro. Por cada una de las palabras que dices, que pronuncias, por cada risa y cada silencio. Por cada una de sus frases, de sus sonrisas, de sus ocurrencias. Por cada momento en el que ambos pensáis en lo mismo. Por los pocos momentos en los que no sabéis que decir, por cada enfado y cada llanto. Por cada regalo y cada confesión. Por cada una de las risas que aparecen repentinamente al recordar algo. Por cada vez que os echáis de menos sin saberlo. Por cada mensaje, por cada tonteo. Por cada pensamiento que os alude a los dos, pero que, probablemente, no seríais capaces de decir... Por que cada mirada delata lo que los dos sabéis, pero no queréis afrontar.
Te quiero, ¿lo sabías? Y no puedo añadir mucho más.