![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghWMkdKNZ6Vp-FjZybNUDJHnF3sK_gtNOXPDsdoL5y0YpBaEbtMRAjm4kp1Ep8gbLpvuSNClo2ThefZBzC-fG5gc5v8emn6io7zugyWp0OsOqvK19PheWY0l8m-rhoRjjh1yEMOcEF8cA/s320/BIICCHOSSSSSSSS.jpg)
La primera, que todos tenemos una especie de velo que nos cubre los ojos y nos impide ver toda aquella belleza aún sin descubrir, todas aquellas palabras colgando en el árbol y todas aquellas personas brillando por lo bueno que han hecho en su vida.
La segunda, que ese extraño velo se levanta en distintos momentos de la vida y, aunque sea por unos segundos, podemos admirar todo aquello que, a simple vista, nos perdemos todos los días. Podemos descubrir todas aquellas personas a las que tenemos fichadas por algo malo, por algo que, en realidad, ni han pensado hacer. Podemos conocerlas simplemente mirando a través de ese velo.
La tercera, y última, es simple. Sólo he podido darme cuenta una vez, con una sola persona. Ya que con aquella persona mi velo se apartó de mi campo de visión y pude verla tal y como es. Y lo vi en ese instante, y lo veo ahora. La tercera cosa significa que ese velo se nos levanta cada vez que nos enamoramos, ya que es entonces cuando podemos admirar cada una de las bellezas de la vida.