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Grita. Sí, venga, no tengas miedo, hazlo.
Libérate.
Cuéntale al mundo por qué sufres, quién es el causante de tu desdicha, de aquella pena que ensombrece tu corazón.
Grita. Sí, venga, deshazte de aquello que te impide respirar sin miedo a romperte.
Sonríe.
Cuéntale al mundo por qué lloras en la noche cerrada, por qué finges sonreír cada mañana para después desplomarte tan pronto como la gente de tu alrededor desaparece.
Grita. Sí, venga, hazlo. Grita con cada una de las venas de tu cuerpo, de las lágrimas de tus ojos, de los latidos de tu corazón.
Vive.
Cuéntale al mundo por qué ríes sin motivo, y luego lloras sin razón.
Cuéntale al mundo a quién amas sin sentido, y luego perdonas sin elección.
Grita. Grita. Grita.
Yo siempre estaré aquí para escucharte, y para hacerte escuchar.
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